Abandonar la piel en la extension del alma que duerme en un regazo de mar de mañana clara de paz relajada.
Pedir perdon a un tiempo ignorado al resto cuando quien se abandona a la eternidad te permite ser testigo de ese acto.
La inverosimilitud de su poesia es tanto, que el mas tibio corazon se ve superado en lo infinito de su cuerpo.
Hoy, mis manos lloran ternura en una caricia que se extiende envolviendo el sutil vaiven de la premura de acceder en la quietud a tu abandono, a tu paz, a tu silencio.
Y me bendices como si no fuera posible otro acto.
Tu piel es la continua extension del cielo que otea la desesperanza de la tierra para descender en forma de ser de luz clara y pura para enredar el cabello entrelazado en los dedos de aquel que te busca.
La pasion contenida en la conciencia detenida de cada mano y tu te desvaneces.
Llega la despedida y aun permaneces.
...no le busques sentido, no lo tiene.
maestro zen.
viernes, 7 de marzo de 2008
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